Inquisidor.

Y recuerdo mi niñez, ese momento en que pedaleaba tan fuerte porque quería irme lejos. No podía soportarlo, mis lagrimas desbordaban ansiedad y el vació que llevaba dentro, cada vez se hacia mas grande.

Me sentía como si no existiera.

Mis padres no lo sabían pero si había estado cumpliendo con sus expectativas, cada momento en que me equivoque ellos ya lo venían esperando y desdeñe todos los instantes en los que me sentí mal porque ellos mismo decidieron darme ese rotulo de eres "CULPABLE".

Mis heridas nunca sanaron y cuando pretendieron hacerlo se abrían de una forma tan tempestivamente fuerte que incluso podía sentir la sangre correr sobre mi.

Eran segundos que se hacían eternos, el tiempo resultaba mi enemigo porque no me ayudaba a entender como salir de ese hueco en el que había caído.

Deliraba.
Gritaba.
Y luego notaba que rogaba porque se terminara este interminable capitulo en el que mi yo, ese que llevaba oculto, no se asemejaba en nada a aquel que vivia una realidad delirante y sin limites.

Sin querer proyecte una existencia en la que me había vuelto un mártir, mi peor enemigo no era la gente sino yo misma, mis pensamientos me golpeaban y torturaban de forma tan lujuriosa, haciéndome comprender que no sirvo para estar aquí.

"Vivimos en tiempos oscuros" escuchaba decir.

Y de repente me sentía cómoda con mis tristezas y lamentos, me convertí en alguien especial solo por ese hecho.

En medio de tanta tristeza era capaz de ser feliz, decidí mantener un compromiso con la soledad y reserve una vida que estaría siempre tentada al pecado.

"Yo soy mi Dios, Siempre voy a existir" Recordando aquella frase que siempre tuvo cupo en mi conciencia, "Soporto el peso del cielo, la tierra y el infierno en mis hombros".

Ahora me contemplo, estoy tan dañada por dentro que me volví inmortal.

Nada me hiere, Nada me lastima. Alcance la felicidad perfecta pero ficticia; y sigo aprendiendo sin querer parar, encontré el paraíso eterno.

Recuerdo mucho cuando descubriste mis primeras fallas, no me sorprendí ante el hecho de que me vieras como un alma condenada que siempre quise ser.

El cambio llega...recaes, entonces todo si es lo mismo.
A todos nos pasa lo mismo, la forma puede ser distinta, las reacciones también pero mi experiencia no sera tan distinta de la tuya.

A la final si escape, en mi mente sigue esa niña que cada vez pedalea mas fuerte para alejarse de si misma.

En mi mente..ya estoy muerta.

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